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Artículo: Tecnología detrás de Mittérium

Tecnología detrás de Mittérium

Tecnología detrás de Mittérium

Cuando oler también se ve: el cerebro y las fragancias

¿Puede un perfume medirse con máquinas?

La respuesta es sí. Y no es ciencia ficción, es ciencia emocional.

Gracias a la tecnología fMRI (resonancia magnética funcional), hoy podemos ver —en tiempo real— cómo un aroma toca el cerebro. Literalmente. Qué zonas se activan, qué emociones despierta, qué recuerdos prende.

¿Qué es el fMRI y por qué importa en perfumería?

El fMRI es una técnica que escanea el cerebro mientras está en funcionamiento. Mide los cambios en el flujo sanguíneo cerebral, revelando qué partes están más activas en respuesta a un estímulo.

Y uno de los estímulos más poderosos que se han estudiado: el olfato.

¿Por qué? Porque el olor es el único sentido que va directo al sistema límbico, el lugar donde nacen nuestras emociones, sin filtros.

Esto significa que, antes de pensar un aroma… ya lo estamos sintiendo.

Lo que la ciencia ha visto cuando olemos

Cuando una persona huele algo placentero (como vainilla, jazmín, sándalo…), el fMRI muestra actividad en áreas relacionadas con el placer, la memoria y la calma:

  • Amígdala (emociones)
  • Hipocampo (recuerdos)
  • Corteza orbitofrontal (evaluación del placer)

En palabras simples: los perfumes activan emociones profundas, incluso cuando no somos conscientes de ello.

Y no todos los aromas despiertan lo mismo.

Algunas fragancias generan tranquilidad (flores blancas), otras energía (cítricos), otras nostalgia (acordes atalcados o cuero), y otras, incluso, deseo (almizcles o ámbar).

Cómo lo usan las marcas hoy

Marcas de perfumes, velas, spas y hasta productos de limpieza están colaborando con científicos y laboratorios para crear fragancias basadas en respuestas cerebrales reales.

Es lo que se llama fragancia funcional o perfume emocional.

No es solo que huela rico: es que te ayude a sentir algo específico.

Por ejemplo:

  • Una loción corporal diseñada para calmar la mente antes de dormir.
  • Un perfume para ayudar a concentrarse antes de una reunión.
  • Una vela para acompañar una meditación profunda.

Todo esto se valida con estudios de fMRI que muestran que esas fórmulas activan zonas cerebrales asociadas a la emoción buscada.

Cerrar los ojos y oler también es neurociencia

Durante mucho tiempo, oler fue algo invisible. Intuitivo. Difícil de explicar.

Pero hoy, gracias a la tecnología, podemos ver lo que el cuerpo ya sabía:

un perfume puede transformarte por dentro.

El fMRI no solo escanea el cerebro. También valida lo que sentimos.

Y eso, abre una nueva era en la perfumería: una más humana, más emocional, más consciente.

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